Por: René Gutiérrez G.
Fotos: José Mario Aguillón G.
Personal del teléfono de emergencia alertó a las autoridades de la Procuraduría de Justicia, indicándoles que en un terreno baldío de las calles Campeche y Camino Real en un baldío enmontado, personas que llamaron a dicha dependencia, habían encontrado restos óseos de una persona.
De inmediato el lugar se llenó de patrullas de la policía preventiva y de la ministerial del estado, los cuales corroboraron la realidad del telefonema y en seguida lo comunicaron al representante social de turno, licenciado Carlos René Silva Montemayor.
Por consiguiente, las autoridades no tienen conocimiento de a quien hayan pertenecido estos restos osteológicos, los cuales tendrían en el lugar más de 30 días, según comentaron los técnicos en criminología Lucio y Horacio, quienes coincidieron también en desconocer las causas del fallecimiento de esta persona, pero podría ser obvio, pues alrededor de estos huesos, había botellas de licor y cerveza.
Cuando el fiscal daba fe ministerial se acercó una persona que dijo llamarse Felipe Rangel Alanís de 33 años y domicilio en calle Chiapas con Tamaulipas número 124 de la colonia Solidaridad, para decir, que podría ser un individuo que se dedicaba a limpiar terrenos e invertir su paga en alcohol y cerveza para emborracharse con unos amigos con las misma adicción.
“Era alcohólico y se quedaba a dormir donde se le hacía de noche y todos lo conocían con el apodo de “El Tractorcito”, de entre 40 a 50 años de edad.
El tronco y otros huesos estaban cubiertos con la ropa, mientras que el cráneo yacía separado como a un metro y medio del resto de este esqueleto que permanecerá en el servicio médico forense, donde el perito legista le practicaría la autopsia de ley.
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