Fotos: José Mario Aguillón G.
La búsqueda del cuerpo de Eduardo Alfonso García Pérez, que así fue identificado, se inició hasta las 17:00 horas de ayer, luego que su hermanito Héctor Gabriel, de 11 años, regresó de la escuela y vio que su madre, familiares y vecinos lo buscaban.
Hasta entonces Héctor, llorando rompió el silencio y reveló la tragedia que se había registrado a eso de las 10:00 de la mañana de ese mismo día, cuando él y su hermanito caminaban por la orilla del canal Rodhe, frente a la colonia Jacinto López, sector uno.
Héctor dijo que su hermanito resbaló y accidentalmente cayó al canal.
Cuando vio que se andaba ahogando, él se lanzó a tratar de salvarlo, pero no pudo, pues Eduardo en su desesperación lo jalaba hacia el fondo del canal.
En eso pasó un particular y lo auxilió, sacándolo nomás a él, pues el testigo no había alcanzado a ver a su hermanito, que yacía ya en el fondo del canal.
Ya fuera del agua, Héctor Gabriel, se dirigió a su casa, se bañó, se cambió y se fue a la escuela, como si nada hubiera ocurrido.
Cuando regresó de la escuela observó que su madre, Rosario Pérez García, de 31 años y su padrastro Rafael Díaz Antonio, junto con unos vecinos andaban buscando al pequeño Eduardo Alfonso y fue entonces que decidió decirles lo ocurrido.
Habían transcurrido 7 horas, desde el momento en que ocurrió la tragedia y él no se decidía a comentarlo, porque tenía miedo que lo regañaran.
Pero se convenció que tenía que decirles, para que lo buscaran donde verdaderamente se encontraba.
Después no tardaron en dar con él y sacarlo a flote, fue entonces que el fiscal, licenciado Lauro Enrique Nájera González, se constituyó en el bordo del canal Rodhe, para dar fe del cuerpo y ordenar que se le trasladara al SEMEFO para la práctica de la autopsia de rigor.
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